MTS 2018

Pues nada, han pasado unos días. La experiencia se ha asentado, y la resaca ha remitido. Y en unas palabras, el MTS 2018 HA SIDO LA HOSTIA

Grandes asistentes, temibles jugadores, tremendos borrachos, heroes mitológicos.

No voy a hablar de mi lista porque ya lo hice hace unos días, así que ya sabéis en qué condiciones iba a este torneo. Pero sí puedo contar un poco cómo me ha ido, y cómo fue el evento.

El viernes llegamos Karan y yo a San Gil, con la calma y sin forzar la maquinaria. Cuando llegamos, grabamos la introducción para el Podcast que saldrá este fin de semana de La Voz de Horus, y después nos fuimos a cenar en grupo, y a echarnos por encima unas cervezas. Plan ligerito, porque al día siguiente había torneo, y ya habría momento para el plan destroyer.

Al día siguiente, empezaron las partidas. La primera fue contra Julián, de Pucela Wargames. Él llevaba una lista de demonios de Nurgle, contra las cuales ya había jugado más de una vez. Son normalmente unas listas sin disparos o con un disparo muy ligerito, por lo que me vino muy bien como rival. La partida estaba igualada, pero al final por puntos le saqué la misión principal y la terciaria, y él a mí la secundaria.

Los tiránidos alados yendo a por demonios de Nurgle. Poca biomasa.

La segunda partida fue contra Saul, también de Pucela Wargames, y vengó a su compañero dándome una paliza legendaria. Llevaba Drukhari y Arlequines. La partida empezó fatal para mí cuando me robó la iniciativa y en un turno ya me había matado la inmensa mayoría de lo que tenía en la mesa. A partir de ahí todo fue una partida agónica en la que traté de hacer algo, pero ni la suerte ni las cartas acompañaban. Y además Saul es un pedazo de jugador que sabía muy bien manejar su lista, así que nada que hacer, victoria merecidísima.

Como la partida acabó más bien rápido me dio tiempo a descansar, a comer tranquilamente el cocido extremeño que nos dieron, a dejar mi cadaver un rato en unos sofás… unos momentos de descanso que me vinieron muy bien, antes de la última partida.

Y esta llegó, y fue contra Vlankito, del Cobrador del Waaagh y Psicofármacos para todos. Y llevaba Tiránidos competitivos. Tiránidos competitivos, contra Tiránidos de cachondeo, no hay más que decir. Me lo pasé muy bien desquiciando al pedazo de crack de Vlankito, porque no sabía a quién disparar, estaba matado y confundido. Pero aunque me llevé 1500 de sus 2000 puntos, me acabó arrasando y de puntos mejor no hablamos.

Total, una victoria pelada, y dos derrotas aplastantes. Ese es el precio de ir a jugar con cosas raras, competitivamente apestas, pero tus rivales no saben muy bien cómo jugarte. A no ser que tengan las cosas clarísimas (como Saul), que entonces da igual lo que se les ponga delante. Pero bueno, la cosa es que me lo pasé muy bien, y así ya sé qué puedo encontrarme en otros torneos con más filo.

A continuación vino la barbacoa, el bebercio, y la devastación. Y las risas. Muchas risas. Hubo un juego loquísimo que consistía en tirar dados y beber, con reglas que mutaban cada vez hacia beber más y tirar menos dados.  Hubo un par que hicieron un duelo a lo lejano oeste, lanzándose orkos. Hubo ausencia de hielos, pero como había judías congeladas, eso no pareció ser un problema para más de uno. Mosquitos dragón, y un montón de historias loquísimas, propias de las horas y el ambiente.

El mítico mosquito dragón, tuve un suceso divertido con uno de ellos que jamás contaré.

Grabar al día siguiente el Podcast fue una tarea difícil por el malestar brutal, y de la vuelta a casa mejor ni hablo, menos mal que estaba ahí Karan para transportar mi fiambre de vuelta a casa. Además de una resaca épica, me llevé una gran experiencia, unas anécdotas loquísimas y muy divertidas, y la sensación de haber conocido a gente fantástica, con la que me hubiera gustado pasar más tiempo. A muchos los voy a ver de nuevo dentro de unos días en Talavera, así que aquí me tenéis, contando los días.

Para acabar, voy a hacer una lista con puntos de cosas que he aprendido, cosas que no voy a volver a hacer, y cosas cachondas sin sentido. Porque si estáis aquí, ya sabéis a qué habéis venido y no debería ni daros explicaciones.

  • Lo de la lista graciosa está muy bien, pero otra vez vengo con algo menos gracioso. Tampoco digo que vaya a convertirme en el nuevo “Trasfondo los mis cojones”, pero sí quiero quedar mejor.
  • La cerveza extremeña es muy interesante, pero me quedé con las ganas de catar la de castaña. Cerveza de castaña, tremendo castañazo.
  • Puntos de torneo saqué muy pocos y quedé fatal (36 de 40, lahmentabla), pero en puntos parciales (puntuación bruta) estoy fortísimo, el 16 de 40. Teniendo en cuenta la castaña que llevaba, no está nada mal.
  • El mejor tipo de verde es el superverde.
  • A lo mejor el cocido extremeño no es la mejor idea para alimentar a 40 pajarracos chillones en un espacio semicerrado. No quiero decir que PEligrase algo, pero DOS veces me sentí en peligro. Eso sí, estaba buenísimo.
  • Es recomendable dormir en albergue y no tener que putear a un Karan para que te lleve a un hotel. Lección aprendida.
  • Quise un lomo pagando, y ese lomo nunca llegó, ni llegará.
  • Estábamos tan lejos del pueblo que no molestábamos a nadie. Se liberaron muchos Krakens. Y alguno acabó en un congelador. Luego acabó mucho peor, pero eso que se quede en las memorias de los asistentes.
  • Vino tanta gente a hacerle fotos a mi Harridan que cuando lo he sacado antes de la caja, se había vuelto azul y se ha puesto un símbolo de omega al revés en la frente. Lo he tirado por la ventana, claro.
  • Vine porque me lió Besnellarian cuando yo aun vivía en Holanda, y ya tengo señalada la fecha para el año que viene. Ese es el nivel que se gestiona.
  • Más vale copazo calentorro que judía flotante descongelándose en copa.