Tres credos, un objetivo

El Imperio T’au anexiona un planeta de forma no pacífica, solo para encontrar que hay algo más de lo que parecía en este, escondido bajo tierra. Además los refuerzos Imperiales son inminentes...

Las Cal’rotaa Korst’la, las Guadañas Giratorias en bajo gótico, toman su nombre de un antiguo aparato que la Casta de la Tierra usaba para segar las cosechas. De igual manera este cadre es el encargado de limpiar las grandes concentraciones de infantería enemiga. En el escenario de la campaña planetaria en que O’Shaserra desplegaba su magistral Kauyon, acciones Mont’ka a menor escala se entrelazaban con el gran plan de la Comandante.

Una de esas maniobras era el despliegue de las Korst’la sobre grupos de infantería que marchaban hacia el frente. Las Guadañas estaban tremendamente especializadas, portando grandes cantidades de armas de inducción e integradas por unidades con alta movilidad. El Cuerpo de cazadores, guiado por observadores en armaduras miméticas, localiza su blanco predilecto y cae sobre él a la mayor velocidad posible desplegando intensas cortinas de fuego. Causan grandes bajas y se retiran antes de que el enemigo pueda contra-atacar.

A pesar de que toda especialización es una muerte lenta, han obtenido excelentes resultados diezmando a las Fuerzas de Defensa Planetaria. Ahora se enfrentan a nuevos retos, justo cuando parecía que la conquista del planeta estaba a punto de culminar. ¿Podrán adaptarse a enemigos para que los no están preparados?

Logan

Generaciones y generaciones pasaron, planeando, creciendo. Generaciones murieron, dando su vida por la dinastía. Generaciones se sacrificaron, aportando su granito de arena a sus hermanos, al Primer Bryar y en última instancia, al plan. Un plan que comenzaba con una lenta, pero sutil y eficaz infiltración en la sociedad. En las fuerzas de defensas planetarias, en los enclaves del Adeptus Munitorum, en los círculos más cercanos al gobernador.

Todo ese esfuerzo, todas esas vidas, todo lo planeado se fue al traste cuando de las estrellas no llegaron quienes iban a traer la Unificación, sino unos intrusos. Unos entrometidos, que se encontraron con la negativa a ceder el planeta, y dejaron a las fuerzas de defensa planetarias al borde de la aniquilación.

El planeta no sería para los T’au, ni para los refuerzos imperiales. Este botín era para los Elegidos de Bryar, o no sería para nadie. Con una orden psíquica del Primer Bryar, todos los hermanos se armaron y se prepararon, todas las células infiltradas comenzaron a actuar, y los agentes durmientes pasaron a la acción.

El plan ya no servía. Ahora tocaba pasar a la acción, y hacerlo improvisando…

Byor

Apoyó la bota sobre el abultado cráneo del mutante, mientras su portaestandarte se colocaba detrás de él, golpeando el suelo con el extremo de acero del mástil. Los pequeños gestos hacían grandes las entradas, y eso subía la moral de la tropa.

Cientos de guardias imperiales replicaron el estampido de la bandera con los tacones de sus botas.

El coronel miró a la lejana ciudad colmena, envuelta en combates. Su regimiento había recibido una solicitud del monitorum de presentarse en aquel lugar para reforzar a la guarnición local. El comisario mayor Isaov Bastian había parado en ese mundo para una inspección de rutina del Oficio Praefectus, y debía haber descubierto algo altamente anormal.

A juzgar por el aspecto de los mutantes que los habían recibido en el espaciopuerto secundario de las afueras de la colmena principal, la población podía haberse… desviado más de lo recomendable del estándar humano. Había rumores de que los infames Tau rondaban el planeta. ¿Habrían cometido en aquel planeta la infamia de hibridar la humanidad con los xenos azules? ¿O sería una mutación natural?

El coronel no sabía mucho de biología xenos. Lo justo como para saber dónde un disparo era mortal. Daba lo mismo. Ellos tenían tres misiones.

Debían encontrar a Bastian y proteger a los inocentes que quedasen. Y por último, hacer aquello en lo que eran buenos los regimientos que se formaban en las inmediaciones de Nocturne.

Uno llamaba a los cadianos si quería élite. A los catachanes si había una jungla. A los mordianos si necesitaba disciplina. A los Korps si hacía falta cavar trincheras.

A los suyos, el Emperador los llamaba cuando había que quemarlo todo.

Alan


Campaña “Tres credos, un objetivo”

A estas alturas puede ser que estéis un poco pensando que de qué va todo esto. Resulta que el despertar psíquico del Bien Supremo (1, 2 y podcast) en general, me dejó un sabor de boca bastante regular. La parte de Culto Genestealer es un desastre, en comparación con demás despertares, y el trasfondo aunque prometía, no llegó a gran cosa, más allá de un conflicto que sucedía entre tres facciones, en un escenario muy interesante. Pero sucedía sin más, no parecía importar demasiado a todo lo sucedido en otros suplementos.

La cosa es que la idea era muy buena, y se me ocurrió que podíamos sacarle un poco de punta. Y lo íbamos a hacer Logan, Alan y yo, haciendo una campaña con tres ejércitos cuyo codex ni está ni se le espera, y usando facción personalizada. Para la campaña además íbamos a usar un sistema que la hiciera finita, en el cual cada uno tendría un conflicto con las otras dos facciones. En el momento en que se consiga un “2 -2”, el ganador vence ese conflicto. Ganar da un punto, perder da un punto, y se empieza en 0-0. Y para que no se descontrole, siempre tiene que jugar quien menos partidas tenga, eligiendo con quién, o en caso de empate juegan los dos que menos han jugado.

Iré trayendo por aquí las fuerzas de cruzada, y cómo avanza el conflicto. Nos leemos.

Imagenes: Games Workshop